Creo que la belleza del mundo es lo que más me mueve. Sea en la gente, la música, las estrellas, las montañas, las plantas y los animales, en todo hay una belleza infinita que toca contemplar y respetar. Por esto tal vez, me impresionó este enjambre que llegó a mi casa, en mis tiempos de estudiante. Tanta belleza en las caras de las abejas y en la organización fina de este colectivo, pero también entre las gentes que se relacionan con estos seres…
De ahí que, poco a poco, me fui por dos caminos paralelos en el mundo de las abejas. Por el lado científico, me animé a conocer su organización social, su gran diversidad, y cómo la actividad humana, en particular la agricultura industrial y el uso de plaguicidas, las ponen en riesgo. Por el lado educativo, he ido aprendiendo a construir el proyecto de un mundo mejor con la gente campesina; un mundo que respete a todos los seres, que respete la belleza, y que cultive las posibilidades para todas y todos, de seguir contemplando la belleza. La agroecología, entendida como una forma de practicar la agricultura con fines sociales y ambientales y en dónde la economía solo es un medio, es el campo en el cual artículo estas diferentes acciones.
En el Equipo Abejas, mi papel es poco definido; intento coordinar la diversidad de personas y proyectos, buscando que los ejes de conocer, transformar y comunicar se fortalezcan mutuamente. En el día a día, gran parte de mi trabajo es escuchar a las personas, sean estudiantas, campesinas y otras colegas, para acompañar la construcción de un proyecto colectivo que se base no solo en la incorporación de nuevas ideas que nos permitan siempre extender nuestro horizonte, sino también en la libertad y la iniciativa de cada quien.
Admiro a Trigonisca pipioli, minúscula, casi desconocida, casi invisible… y sin embargo, bien organizadas en bellas colonias, ahí van estas abejas…
Correo: remy@ecosur.mx